¡Con lo que han sido estos dedos! #1: Double Dragon 3
Y no, no es ningún comentario pornográfico. Se trata de la frase que muchos adictos a los emuladores soltamos al perder la decimoséptima vida consecutiva en la primera pantalla. Siempre me ha quedado la duda de si es que los juegos modernos son tan rematadamente fáciles que embrutecen las articulaciones o los antiguos eran tan asquerosamente difíciles que ni siquiera en aquella época éramos capaces de pasárnoslos.
Discutiendo (o intercambiando opiniones, que queda más fino) con los amigos de mi edad, siempre me han dicho que tengo mucho cuento, que nosotros somos de la generación PlayStation y no vivimos la época de estos juegos tan rancios (sí, manda huevos) así que hablo por hablar. Quizá es que yo nací en un entorno demasiado friki, pero juro que recuerdo perfectamente a mi querido Spectrum, con su Army Moves, su Phantomas, su Aventura Original y su Jet Pack. Pero vamos, que no es necesario retroceder tanto. La época más machacadedos que he sufrido fue con mi entrañable N.E.S., a raíz del Sistema de Entretenimiento de Nintendo se me produjo una malformación en los pulgares que no he llegado a superar.
La primera y más dolorosa vez que pronuncié la terrible frase: ¡Con lo que han sido estos dedos!, fue jugando al Double Dragon: Rosetta Stone en el emulador de la N.E.S. para PC. Aquí el compañero Logaran, a la sazón mi hermano, y yo, jugábamos con gran estilo a dicho videojuego. Formábamos parejas siempre definidas, él manejaba a Billy y Ranzou, y yo hacía lo propio con Jimmy y Chin (siempre me quedaba con el gordo inútil). ¡Vive dios que era un espectáculo vernos! Patadas giratorias en el aire, nos apoyábamos en salto, rebotábamos en las paredes. ¡¡Llegábamos a la pantalla final!!… ¡¡¡¡¡En el jodido Double Dragon: Rosetta Stone!!!!! Era tal la sincronización que teníamos que en una ocasión yo tenía la vida al completo y a mi hermano sólo le quedaba un golpe, en una pantalla específica el suelo iba cediendo a nuestros pies y yo calculé mal un salto. Iba a despeñarme sin remedio hacia un suelo repleto de pinchos y mi hermano, en un sacrificio digno de Gandalf saltó hacia el terrible foso, ejecutó una patada giratoria justo debajo mía y me mandó volando al lado seguro de la habitación: ¡Acaba con esos hijos de puta! me dijo antes de que su cuerpo atravesara los pinchos… Vale, luego me mataron a la pantalla siguiente, pero coño, es que te pone los pelos de punta.
Bueno, toda esta diatriba/anécdota, justifica por sí sola la nota que voy a poner al juego, ¡era divertidísimo y emocionante! Y difícil, muy difícil, ¿una prueba?
Estaba yo descargándome emuladores tan ricamente y probando los juegos de mi adorada infancia cuando me topé con el Double Dragon: Rosetta Stone, ¡coño! – exclamé. ¡Co (piiiiiip)! – me censuraron los de la FOX. ¡Pero si es Dobledragón treh!, continué con mi rico andaluz característico. Así que inicié el emulador, saqué mi portentoso mando de los chinos, lo metí en mi puerto USB, configuré A, B, Start y Select y le di a arrancar…
… y no pasé del puto gimnasio. De la primera pantalla. De los dos primeros enemigos. No tuve huevos de hacerlo. ¡Por Charlie Pace que lo intenté! Cuatro o cinco ocasiones consecutivas, creí que se me habían olvidado cómo se ejecutaban los golpes, creí que le habían subido la dificultad misteriosamente, pero que va. Es que nos hacemos viejos. No habría cojones de saltar a una plataforma repletita de lanzas para salvar la vida a otro jugador en medio segundo de decisión. Los Silent Hill y los Counter Strike nos están atrofiando el cerebro y las manos, muy bonitos, muy bien hechos, pero Billy y Jimmy eran mucho más divertidos, ¡dónde va a parar! Quizá el movimiento de los personajes era demasiado ortopédico para la época, la música era repetitiva y bastante monocorde y la dificultad, es cierto, hacía de un entretenimiento electrónico una tortura sistemática, pero, ¡qué coño! Yo lo recuerdo con mucho cariño.
PD: Buscando un video o foto como colofón, he encontrado en Youtube el análisis de, nada menos que el Angry Videogame Nerd explicando por qué odia el Double Dragon 3. Con mi english of the mountains, he entendido que no soportaba la odiosa dificultad del juego: una vida, a dos players podías hacerle daño a tu compañero, tu energía bajaba a un ritmo frenético, etc. Lo mejor viene cuando afirma sin lugar a dudas que no había modo posible de matar a ese ninja. Ese ninja es RANZOU, y mi hermano me despertó un día a las 6 de la mañana diciendo: ¡Tenemos que matar a ese cabrón! Y lo matamos… y luego se podría controlar… y molaba un huevo.
PPD: El A.V.G.N. es un pringaillo, yo llegué al final.