Pong, un clásico instantaneo
Pong, un clásico instantáneo
Es difícil para un redactor enfrentarse al análisis de un juego que ha levantado tantas expectativas desde sus primeras imágenes. Cuando Nolan Bushnell subió al escenario del E3 para presentar lo que por aquel entonces tan solo era un video conceptual, el público allí presente se echó las manos a la cabeza: era inconcebible. Ahora, tras cuatro años de arduo desarrollo y muchas -muchísimas- horas de juego, podemos anticipar lo que será la conclusión de este análisis. Si, Pong es todo aquello que prometía. Si, lo inconcebible ha tomado forma. Estamos ante un clásico instantáneo.
Eligiendo bando
La primera palabra que nos acude a la mente cuando vemos ante nosotros la pantalla principal de Pong, en la que desarrollará toda la experiencia jugable, es dilema. A ambos lados de nuestra televisión (o del monitor de nuestro PC, mucho más nítido, aunque ya entraremos en eso luego) veremos dos figuras en apariencia sencilla. Al ojo profano en el mundo de los videojuegos, o tal vez al que llegue de nuevas, le podrán parecer dos simples trazos verticales. Nada más lejos de la realidad. Son las dos españas -declaró Bushnell ante las primeras imágenes conceptuales-. Soy un enamorado de la tierra española, y desde el primer momento tuve claro que quería reflejar la típica ambivalencia ibérica. ¿Y qué España escoger? ¿El bando izquierdo o el derecho? Quizá a simple vista no podamos encontrar diferencias jugables, pero tras las seiscientas doce horas que requiere alcanzar el platino en Pong, serán más que obvias.
Otro elemento principal de nuestra aventura será lo que Kazuo Hirai, CEO de Sony tuvo a bien bautizar como la pelotita. Estas palabras, que levantaron ampollas en la comunidad gamer, han sido duramente criticadas desde la competencia.
La exclusividad de Pong para One y PC es un factor desequilibrante -declaro Fred Chesnais, de Atari-. Entiendo que la balanza ha caído definitivamente hacia un lado, pero eso no es motivo para faltar al respeto. Declaraciones incendiarias al margen, es cierto que el nombre de la pelotita ha calado entre la comunidad, aunque el termino correcto es el odio. Profundizando en el juego, pasaremos horas haciendo que el odio vaya de una España a otra, hasta que finalmente uno de los bandos se lo quede. Y quien se queda el odio pierde. Así es Pong, tan profundo y tan complejo.
La sencillez y la intuición
Si un juego exprime al máximo las capacidad del mando de One, y merece la compra de un buen mando gamer para PC, ese es sin duda alguna Pong. Olvidaos, eso sí, de toda la parafernalia de botones necesaria en otros tiple A, olvidaos de combinaciones complejas; y tened presente, eso si, aquello que hizo grande al mundo del videojuego: los reflejos. El stick izquierdo de nuestro mando será testigo de miles y miles de movimientos hacia arriba y hacia abajo, hacia abajo y hacia arriba. Mientras el odio fluye de una España a otra. No podremos quitar la vista de la pantalla. ¿Podremos jugar con teclado? Si, desde luego. ¿Y con un mando más sencillo? Por supuesto. Pero no queremos engañar al lector, Pong se disfruta mucho más con un buen mando arcade, con sticks robustos. Y Pong, no nos cansaremos de recalcarlo, lo merece.
Una delicia para los ojos
Torcuato Luca de Tena, afamado y controvertido periodista, fundó en 1891 la revista Blanco y negro, en aquel nombre se encerraba la sencillez de las letras sobre el folio y la ambivalencia de dos colores tan contrarios como íntimamente ligados a lo largo de la historia. ¿Os suena? Por supuesto. Como España. De vueltas al concepto primigenio de la obra, Bushnell ha recreado una imagen onírica jugable de la tierra a la que admira y ama, de nuestra tierra. El blanco y el negro serán los colores dominantes en pantalla. Y si bien el juego luce estupéndamente en Xbox One, no es nada comparable a experimentarlo en un ordenador gamer de última generación. Nosotros lo hemos probado con una Geforce GTX 1070 en un i7 a 4,2 gh y 32 gigas de memoria RAM y aunque hemos notado alguna -muy leve- bajada en los FPS, la verdad es que se convierte en un deleite visual.
Chopin, Wagner... Pong
Queríamos ir un paso más allá. -Nolan Bushnell
Desde Atari lo tenían claro, nada de una banda sonora orquestal, nada de temas épicos. En su lugar apostaron por algo mucho más complejo, mucho más acorde al tema general que trata Pong. Inspirados en la frase del célebre Jalil Gibran: El silencio del envidioso está lleno de ruidos, Pong contiene lo siguiente dentro de su orquestación sonora: Silencio, y ruidos. De nuevo se trató de un aspecto muy debatido en foros especializados durante meses; pero lejos de amilanarse, el equipo de desarrollo lo tuvo muy claro. De nuevo España. La envidia de una parte, el silencio de la otra, el ruido ensordecedor que nos acecha en cada instante. Silencio. Ruido. Pong. A la altura de los grandes maestros, con un nuevo estilo; pero desde luego único.
Conclusiones
Podríamos estar hablando de Pong durante horas, casi tantas como las que hemos dedicado a jugarlo, pero la conclusión siempre iba a ser la misma. Compradlo. Ya. Estamos hablando de un clásico instantáneo, de un must have de manual. Hablamos de un juego que venderá consolas durante años. En un futuro, cuando se recuerde esta época de los videojuegos, sonreiremos y recordaremos: yo jugué a Pong.
- Gráficos: 10 El blanco y el negro se combinan en una experiencia impagable para tus ojos.
- Sonido: 10 El ruido y el silencio se combinan en una experiencia impagable para tus oídos.
- Jugabilidad: 10 Arriba y abajo se combinan una experiencia impagable para tus dedos.
- General: 10 Las dos Españas en tu mano. Ambas combinadas en una experiencia única en tu vida.