Win In The End - Así sonaban los 80
Los años 80 sonaban de otra manera. Me refiero a cinematográficamente.
No se trata de que las bandas sonoras fueran mejores o peores, claro. Como todo en esta vida habrá ejemplos de uno y otro caso. Me refiero a la típica escena videoclip presente en casi todas las pelis de mi adolescencia. Ya no se usan, al menos no tanto y tan bien como se hacía entonces.
Hoy en día es bastante común encontrarse una especie de sucedáneo bastante descafeinado al final del capítulo de alguna serie de televisión, o algún spot publicitario que recuerda ese tipo de montaje, más cercano, como digo, al vídeo musical que al meramente cinematográfico. Pero en los años de los que suelo ocuparme en mis artículos esa secuencia musical era condición sine qua non de cualquier peli de calidad.
Estoy seguro de que podréis rememorar decenas de ellas, y yo me he propuesto hacer lo mismo: Recordar esos minutos musicales que, aún hoy, me elevan el ánimo. ¡Vamos allá!
La película
Teen Wolf o De Pelo en Pecho, como se conoció aquí en España, no hubiera pasado de ser la típica y tópica comedieta adolescente arquetípica de no ser por un par de detalles: La protagonizaba Michael J. Fox y éste se convertía en lobo apenas se estimulara un poco más de la cuenta.
La película tuvo un éxito moderado, una recaudación de 33 milloncejos y una nada desdeñable carrera de alquiler en vídeo. Lo normal.
Los elementos fantásticos solían formar parte en el cine de esa década: hombres lobo, chicas creadas por ordenador, experimentos científicos que abrían portales temporales, vampiros no fosforescentes de todas las edades…
Cualquier elemento fantaterrorifico era susceptible de integrarse en el típico camino del héroe adolescente y hacerlo, además, de forma natural y creíble.
Por su parte, Michael J. Fox era, en esa época, una piedra de toque para la taquilla pero, es que ademas, tenía (diría que aún lo tiene) un carisma arrollador. Es el típico tío que cae bien, muy natural ante la cámara y, como dice un colega, con una habilidad sobrehumana para colgarse la mochila de un solo hombro mejor que nadie.
Fantasía y Michael contribuyeron a hacer destacar, al menos en mi corazoncito, a esta peli sobre la enorme producción de la época.
La canción
Win In The End es una mierda de canción. La letra la podría haber escrito (y seguramente lo hizo) cualquier tontadolescente en la edad del pavo y la música supera por muy poco el nivel casiotone de espectáculo de la cabra para pasar el platillo.
Es una mierda, sí, pero es mierda de la que mola… Al menos en su contexto.
De Mark Safan, su autor, me encantaría poder contaros algo, pero no he hallado más que el nombre y alguna oscura referencia a las bandas desconocidas por las que ha pasado. Como digo, una canción entre millones.
Pero en la escena musical de esta peli funciona.
El Momento
Los últimos meses han sido caóticos para Scott. Primero esa mierda de convertirse en hombre lobo, luego, una vez asumido y comprobado que, a pesar de su parte canina, no llegaba a lamerse las pelotas, comenzó la fiesta. Hay que reconocer que, al principio la cosa no estuvo nada mal, no solo sus habilidades mejoradas le hicieron ser un crack en el baloncesto sino que, ademas, parecía que ejercía una atracción especial sobre Pamela, la tía mas buena del instituto.
¿En que momento empezó a irse todo a la mierda? No lo sé. Quizás cuando su popularidad le hizo dejar un poco de lado a Boof, su amiga de toda la vida, y a sus colegas del equipo. Quizás cuando se dio cuenta de que Pamela solo lo usaba en su propio beneficio. Tal vez cuando comprendió que, cuanto más hacia por gustar a los demás, menos se gustaba a si mismo.
El caso es que hoy es el gran partido, la final de baloncesto, y todo el mundo está esperando al puñetero lobo. Todo el mundo quiero que el maldito melenudo gane la final casi sin despeinarse y luego pasearse a su lado para darse importancia. Sin importarle a nadie una mierda quien se esconde debajo de esas garras, esos colmillos y ese pelo.
Bueno, para ser justos, si hay a quien le importe. Boof esta en la grada animándole, como ha hecho siempre, al lado de su padre y de Stiles. Sus colegas del equipo también han estado siempre ahí, derrota tras derrota sí, pero siempre ahí.
Ha llegado el momento de quitarse la puñetera careta. Lo que veis es lo que hay. Se acabó el lobo. Tan solo Scott, tan solo su equipo, su familia y sus amigos. ¡Vamos a darlo todo!
¿Quien sabe? A lo mejor es posible ganar…