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Efemérides de Julio de 1990. Veranos de Dr. Mario, Discotecas de Verano y Tang con sabor a nostalgia

Estimados miembros de la ACHUS, en nuestro esfuerzo por seguir aportando conocimiento vamos a hacer ofreceros, mes a mes (o hasta que se me olvide), una efemérides, que ya sabéis que me gustan mucho, de hace la friolera de 35 añitos. Acompañadme pues al mes de julio de 1990, ese maravilloso tiempo en que Mario salvaba princesas en 8 bits, el walkman hacía de gimnasio portátil para las pilas y los anuncios de colonia eran más intensos que una peli de Bergman.

Portada periódico El País. Julio de 1990

Julio arrancaba con calor, Telediario y cosas que solo podías ver si estabas a las nueve en punto y no te llamaban tus padres a cenar. TVE sacó del horno un programa fresco llamado Hoy de 6 a 7, con Concha Galán, que venía a sustituir la siesta de media España. Mientras tanto, Telecinco, recién salida del cascarón, intentaba enamorarnos con Discoteca de verano, un espacio musical de esos que parecían grabados en una piscina municipal con cuatro focos prestados. No era Aplauso, pero al menos se movía algo. La 2 seguía con lo suyo: documentales, cultura y gente leyendo en silencio en prime time. Cosas de otra galaxia.

En cines la cosa iba servida. El 6 de julio se estrenaron títulos tan “inolvidables” como Mamá, hay un hombre blanco en tu cama, Los locos del Cannonball 3 y Revenge, donde Kevin Costner se vengaba de todo lo que se movía. También se coló por ahí Razas de noche, de Clive Barker, que era como un desfile de criaturas con complejo de Hamlet. En resumen: un poco de comedia ligera, algo de acción de saldo y terror con aroma a videoclub. Verano puro.

Cartel europeo de Dr. Mario

Y hablando de videoclubs, lo que de verdad importaba a los chavales estaba en las consolas. Ese mes aterrizaba en Europa Final Fantasy en NES, que para los que veníamos del Spectrum sonaba a ciencia ficción. Luego, el día 20, Metal Gear 2: Solid Snake salía en Japón para MSX2, pero aquí llegaba más por métodos... alternativos. El 27 de julio, eso sí, se colaba en nuestras vidas Dr. Mario, con sus pastillas de colores y su música pegajosa que te dejaba el cerebro bailando samba. El verano también trajo joyas como The Secret of Monkey Island o Castle of Illusion, que hicieron que más de uno cambiara la playa por el salón a oscuras, rodeado de cables, revistas y bolsas de Risketos.

Game Boy original

Eso sí, si en algo destacaba julio del 90 era en su publicidad, esa mezcla gloriosa de color, jingle y vergüenza ajena. Las niñas olían a Chispas, los chavales mascaban Cheiw hasta que se les dormía la mandíbula, y todos queríamos una Game Boy aunque no supiéramos qué demonios era un Tetris. El Tang volvía como si fuera zumo, las Tortugas Ninja se vendían en forma de mochilas, cereales y pasta de dientes, y si tenías un Walkman Sony, eras básicamente el dios del parque. Todo esto, claro, acompañado de un helado Frigodedo y un anuncio de Pepsi Max donde alguien saltaba de un avión sin razón aparente.

Publicidad de Game Boy en revista española

Y mientras eso pasaba en las pantallas y en los recreativos, en la radio reinaban los grandes hits: Sinéad O’Connor lloraba por su ex en bucle, Madonna dictaba moda con su Vogue y en las verbenas sonaba la Lambada, que aún no sabíamos que era un plagio, pero nos daba igual. En casa, Sergio Dalma ya ensayaba lo de bailar pegados mientras tu madre gritaba desde la cocina que bajaras el volumen, que se escuchaba hasta en la calle.

Total, que julio de 1990 fue ese punto dulce entre lo viejo y lo nuevo: la nostalgia ochentera aún no se había marchado, pero ya olía a los noventa. Y como la memoria es selectiva, todo nos parece más bonito de lo que realmente fue. Pero no importa: por eso estamos aquí, para recordarlo como si todo hubiera sido mágico… y no una mezcla de plástico caliente, chicle en las suelas y tardes eternas de TVE.

¿Nos vemos en agosto? Va a hacer más calor… pero también más memoria.