La Mujer Explosiva - Memoria Analógica
Un día cualquiera, de hace un porrón de años…
Como se te cale el coche te arranco los huevos… ¡Y no te rías coño! ¡Que nos la estamos jugando!
Y, vive Dios, que lo intenté. Pero, ¿qué queréis que os diga? Yo llevaba una borrachera de las de enmarcar. Estaba al volante del Citroen Saxo de mi colega Domi y, por supuesto, no tenía, aun, el carnet. Mi otro colega, Jose, estaba tirado en el asiento trasero en estado de semi-inconsciencia. Sacando los pies por la ventanilla delantera y gritando que lo llevaban secuestrado y que lo querían violar. Pero no me reía por eso, no. Ni siquiera por ver a Domi, con los huevos de corbata, maldiciendo el momento en que le pareció una idea cojonuda darme un par de lecciones de conducir. Borrachos y las 6 de la mañana.
Si yo me tuve que partir el ojete, cuando se detuvo a nuestro lado un coche patrulla y dos policías locales me miraron con cara de pocos amigos, fue por que me acordé de una película, y de una escena extrañamente similar a lo que me estaba pasando en ese momento.
Otro día, mas o menos en la misma época…
¡Pero bueno! ¿Y tú de que te ríes, subnormal?
Y ahora explícaselo. Explícale a un armario empotrado con los bíceps del tamaño de mis dos muslos juntos que no te estás riendo de el. Explícale que ver a David, el broncas, con su escaso 1,70 de estatura y sus no más de 60 kilos, encarando a un berseker con el peregrino argumento de: ¿Pero me vas a vacilar tú a mí, gilipollas, que ni siquiera sabes hacerte el nudo de la corbata?, es ya, por si sola, una situación bastante risible.
Explícale que, si además, te recuerda la puñetera película, las carcajadas son ya inevitables.
Y hubieron muchas más… Muchísimas situaciones que, irremisiblemente, traían a nuestras cabezas escenas que ya, en cierto modo, habíamos vivido. Una suerte de extraño Deja vu cinematográfico que, en esos años de videoclub nos asaltaba frecuentemente.
¡No digo que ahora no nos pase! Es solo que… ¡Qué cojones! ¡Sí lo digo! Ahora no nos pasa.
¿Quién tiene tiempo, hoy en día, de ver tantas veces una peli como para interiorizar su argumento como vivencias particulares?
¿Quién es capaz de abstraerse tanto en un juego como para sentir que, aquello que se desarrolla en pantalla, nos sucede, en cierto modo, a nosotros mismos?
¿Quién llega a conocer tanto a unos personajes como para sentirlos como algo propio?
Que alguno habrá, no digo que no. Pero, al menos a mí, ya no me pasa. Y lo cierto es que lo echo de menos.
Pero dejemos ya la introducción del Abuelo cebolleta que, aquí, hemos venido a hablar de cine… O no… ¡O yo qué sé!
Ya lo he dicho unas cuantas veces y no me cansare de hacerlo: ¡John Hughes es el puto amo!
Esta peli, estrenada en Agosto de 1985, fue uno de los grandes éxitos de mi director de comedia adolescente favorito. Pero es que, ese año, no se quedó ahí. También nos trajo El Club de Los Cinco.
¿No es para adorarle?
La Mujer Explosiva nos narra las peripecias de dos típicos nerds de instituto que, con la ayuda de un ordenador y el imprescindible ornamento ceremonial de unos sujetadores en la cabeza, consiguen traer a la vida a la mujer perfecta. Y no una mujer perfecta cualquiera, no, a la mismísima Kelly Lebrock que, antes de que el imbécil de Steven Seagal entrara en su vida, estaba realmente estupenda.
El reparto lo completaban Anthony Michael Hall, un habitual del cine de Hughes, y Ian Mitchel-Smith, un actor de carrera muy corta y escaso talento (aquí está francamente horrible) del que, sin embargo, si os apetece verlo haciéndolo medianamente bien, os recomiendo The Chocolate War. Un film bastante interesante de unos años después.
También aparecen por allí, nuestro marine espacial favorito: Bill Paxton e, incluso, el mismísimo Iron Man: Robert Downey Jr. en una de sus primeras apariciones en pantalla. A esto le sumamos unas cuantas chicas guapas y un buen puñado de secundarios arquetípicos y tenemos los ingredientes necesarios para que, el bueno de John, nos trajera una peli realmente divertida. Cosa que sabía hacer como nadie.
En fin, poco más. Que la peli funcionó bastante bien en taquilla y extraordinariamente bien en videoclubs. Que caló lo suficiente para dar lugar a una serie que, según la opinión de muchos, es muy superior a la obra original.
¡Ah! Y que la canción está muy chula.
Como siempre, después de hablar un poquito de la película en si, llega el momento de ejercer de señor mayor y hablaros de mis recuerdos.
Lo más cerca que nunca estuve de emular a Gary y Wyatt con un ordenador fue, una vez, en casa de mi primo con su Spectrum Plus a base de Circles y Lines. Sí señor, aquello que aparecía en pantalla se asemejaba remotamente (muy remotamente) a una señora desnuda y los comentarios de mi primo contribuyendo a darle forma bien podían estar extraídos, directamente, de la película.
¡Ponle las tetas mas gordas, primo! – ¿Más? ¿Cómo era eso de teta que en la mano quepa, buena teta?
¡Quepa o no quepa, buena teta! ¡PONLE MÁS! – Como quieras…
¿Que leches es eso de “out of range”? - Que me he pasado de grande, se ha salido de la pantalla
¡ARREGLALOOOOOOOOOO! – Primo, me estás empezando a preocupar…*
Pero, al margen de esos escarceos informáticos, lo cierto es que, en esa época todos queríamos ser personajes de una peli de John Hughes. Todos.
Ya os conté en una ocasión lo que, para mí, supuso una película como El Club de los Cinco. Esta hacía algo parecido, pero de cachondeo.
Resultaba realmente fácil sentirse identificado con las aspiraciones de los dos protagonistas.
¡¿Quien no quiere ser el más popular del instituto?!
¡¿Quien no quiere montar las mejores fiestas?!
¡¿Quien no quiere ducharse con Kelly Lebrok?!
Cuando uno tiene 15 o 16 años esta peli es mágica, y lo es porque plasma en pantalla las aspiraciones y deseos de cualquier adolescente.
Y nosotros, no diré que inspirados por ella (bueno, solo un poco), hacíamos lo que podíamos .
Recuerdo esa etapa con un cariño muy especial. No me extraña lo más mínimo lo recurrente que, en el cine americano, es el personaje anclado en esos años y que se niega a crecer, a evolucionar, a vivir. Apenas te haya ido medianamente bien, es realmente fácil quedar atrapado.
Las fiestas de instituto, las primeras borracheras, los primeros rolletes… esa sensación de creerse infinito, invencible. Esas salidas con los colegas, ese autoengaño compartido de ¡somos lo más!y ese íntimo temor de somos como los demás
Una etapa importantísima en la vida de cualquiera. Unos años en los que se construye al personaje que interpretaremos durante toda nuestra vida.
Una etapa que, repito, nadie ha sabido reflejar en su cine mejor que John Hughes.
Por otra parte, cualquier atisbo de magia, fantasía, terror o ciencia ficción que aliñara una película para adolescentes la hacía incrementar varios puntos mi valoración personal. Teen Wolf, Mi Proyecto Científico, Movida en la Universidad… Todas me encantaban. Así que, La Mujer Explosiva, vino a situarse, rápidamente, en las primeras posiciones.
Desde la misma creación de Lisa hasta la tormenta final no faltaban los momentos WTF y a mi me volvían loco: los cambios de traje, la creación de los coches, los borrados de memoria, la cocina azul, los abuelos catatónicos, el monstruo verde, la invasión de motoristas… Momentazos todos ¿no? pero, reconozcámoslo, mejores aún son aquellos en los que pudiéramos vernos reflejados: borrachos en el coche o de charla en el club de jazz, por ejemplo. Pero mi favorito, sin duda, el momento en que Lisa llega a recoger a Gary al centro comercial en su cochazo dejando pasmados a los guaperas del instituto. ¡Realmente catarquico!
Lo bueno es que, cuando las cosas llegan en el momento apropiado, se convierten en algo mucho mayor que la suma de sus partes. Y, a mí, esta película, me llegó en el momento justo.
Es por eso que la adoré y la vi infinidad de veces. esta era una de esas que alquilabas cuando no se te ocurría qué alquilar. Una apuesta segura. Una de esas que te divertía siempre, a pesar de sabértela de memoria.
Esta peli, y otras del estilo, se convirtieron para este que os escribe en una suerte de manual de instrucciones para el adolescente molón. Una suerte de lista de tareas a completar para un paso exitoso por el instituto.
He de decir que, salvo el insignificante asunto de crear un ser vivo con un ordenador, todo lo demás, quedó aprobado con nota. Pero eso, es otra historia…
Ahora bien, pasan el tiempo. Por las películas y por nosotros mismos. Y queda responder a la obligada pregunta…
¿Cómo le han sentado los años?
La Mujer Explosiva es una buena comedia para adolescentes. Las vivencias de sus protagonistas siguen siendo reconocibles por los chavales de hoy en día, estoy seguro. En eso el cine de su autor es atemporal.
Es divertida y se hace realmente corta. Te lo pasas bien… Si tienes 15 o 16 años. A mí, hoy en día, me aburre un poco.
Pero ese no es un fallo de la peli, reconozcámoslo. Quizás, cuando preguntamos qué tal le han sentado los años a una obra (sea una película, un comic o un videojuego), deberíamos estar dispuestos a responder primero a: ¿qué tal nos han sentado a nosotros?
¿Somos esos tíos ilusionados llenos de proyectos y pasión que éramos cuando teníamos 15 años?
¿Somos esos chavales con todo por aprender y todo por descubrir?
¿Tenemos esa hambre de vivencias y momentos que nos hace lanzarnos a cualquier plan sin valoras sus consecuencias?
¿No? Entonces es posible que esta peli no nos llegue. No esta hecha para nosotros, al menos no para los nosotros de ahora.
¡Pero no nos deprimamos! Pasan los años, sí, pero seguimos estupendos. Y aún nos quedan muchas películas, viejas y nuevas, que ver.